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Un baño en oro en el Norte de Noruega

Remar a través de las tranquilas aguas del Norte de Noruega a medianoche es, quizás, la experiencia más cercana a un baño en oro que puedes llegar a tener.

Todo está tranquilo. Muy tranquilo. En mitad de la noche nos encontramos remando frente a la costa de Helgeland. Mientras nuestros kayaks se deslizan sobre las aguas del fiordo observamos el glaciar Svartisen, el segundo más grande de Noruega, alzándose ante nosotros. Tras esas miles de toneladas de hielo, remamos a través de los laberintos del escarpado archipiélago, para echar un vistazo más de cerca.

Cuando el sol de medianoche se asoma, queda reflejado en el agua cristalina, con tramos de luz dorada y cálida visibles en la superficie. "Literalmente, remas hacia el sol", dice la monitora de kayak Anne Maria Leune.

"Es como bañarse en oro"
 

Necesidad de silencio

La manera en la que el kayak corta silenciosamente en el agua ante ti, deslizándose suavemente hacia delante al ritmo de tus movimientos, tiene un efecto hipnotizante. Por supuesto, esto es igual de cierto cuando se navega a remo por un lago o un río. Pero la experiencia que realmente se te quedará grabada es cuando lo pruebes en las aguas oceánicas del norte de Noruega y bajo la luz del sol de medianoche.

Tal vez pienses que el fuerte oleaje o el miedo a caer al mar pueden llegar a distraerte. Pero por la noche las aguas del Ártico son increíblemente tranquilas. Las únicas olas que notarás son las que tú mismo generarás al remar. "Como remas en medio de la noche, hay muy pocos barcos o ruidos molestos que se escuchen desde tierra firme. Es una sensación de total serenidad", dice Leune.

La experimentada monitora de la empresa Rocks & Rivers cree firmemente que practicar kayak a medianoche tiene un efecto terapéutico.

"Creo que en el mundo moderno, donde hay ruidos y zumbidos donde quiera que vayas, y donde todo el mundo lleva auriculares en sus oídos para escuchar música aunque solo vayan a la tienda, existe la necesidad de disfrutar de un silencio más profundo. Aquí, en el Norte, cultivamos esta quietud, como lo hemos hecho durante generaciones en el mar", explica Leune.

El mar en las venas

Las huellas de esas generaciones son visibles desde el kayak. Verás antiguos pueblos pesqueros en la costa, característicos refugios de madera pintados en colores vivos. Durante cientos de años se exportó bacalao salado y desecado desde estas tierras al continente europeo a través de la oficina hanseática en Bergen, a cambio de cereales y otros productos. A día de hoy, la exportación de pescado es vital para la economía de la zona. Cada año, Noruega exporta pescado por un valor de billones de euros, tanto al continente europeo como más allá.

Por esta razón, saber cómo hacer frente al mar, y vivir de él, ha sido siempre algo crucial para la gente del Norte. "En los años 1950, había un muchacho que vivía en la isla de Bolvær que solía remar una milla cada día a través de la accidentada costa solo para llegar a la escuela y regresar", asegura Bjørn Erik Jansen, un guía de kayak en Brønnøysund. "Usar nuestras propias manos para abrirnos camino a través del mar, esto lo llevamos en las venas. Y no solo ha generado riqueza, sino también un estilo de vida que todavía cultivamos".

Cerca de la naturaleza

Al remar bajo la luz del sol de medianoche, uno enseguida comprende que un pequeño kayak puede convertirse en algo inmensamente grande. Y puede que el agua esté plana y en calma, pero los alrededores ciertamente son diferentes. En la mayoría de visitas guiadas navegarás a través de un terreno diverso y montañoso.

Una de las rutas, en Engavågen (a unas dos horas de la localidad de Bodø), te permite explorar las numerosas maravillas que rodean las puntiagudas islas de Meløy. "Sales de una bahía tranquila para primero sentirte cómodo dentro del kayak. Luego avanzas junto a islotes, escollos y cimas de montaña de hasta 600 metros, todos empapados en la particular luz del sol de medianoche", asegura Anne Maria Leune.

"Estar en el kayak te permite ver los tesoros escondidos del norte, que realmente no se pueden contemplar desde ningún otro lugar. El kayak es una manera para nosotros los norteños de llegar lo más cerca posible a nuestra naturaleza, y queremos que nuestros visitantes disfruten también de esta experiencia”.

Por si esto fuera poco, muchas de estas excursiones te invitan a crear tu propia aventura, haciendo que el viaje en kayak te lleve a un campamento. Allí podrás pescar, simplemente meditar, o salir en busca de la foto perfecta del sol de medianoche. Dormir no es obligatorio.

Marsopas curiosas

No tengas miedo de sentirte solo en el mar, aunque sea pasada la medianoche. Posiblemente disfrutes de la compañía de un par de criaturas que están muy despiertas a esas horas. "Las marsopas son muy curiosas y es habitual que se acerquen a los palistas", dice Leune mientras ríe. Estas pequeñas ballenas de dientes planos son similares a los delfines, con la diferencia de que sus hocicos son más cortos.

Si eres más de animales voladores, la ruta de Engavågen pasa junto un nido de águila. "Realmente pasas remando por debajo del nido. Es genial", dice Leune.

Esta experta norteña no tiene ninguna duda de que una de las mejores maneras de experimentar el brillo del sol de medianoche es remando. "En el kayak aprecias el sol de medianoche de una forma completamente diferente. A bordo del kayak puedes además admirar tesoros escondidos del norte que no podrás observar desde ningún otro lugar".

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