Conoce el MUNCH
Este edificio ha transformado el paisaje de Oslo y hace un guiño respetuoso a la bulliciosa capital noruega.
Cuando Edvard Munch falleció en 1944, no tenía descendientes que cuidaran de su legado…
…motivo por el cual, decidió legar la totalidad de sus obras y trabajos artísticos que tenía en su posesión a la ciudad de Oslo.
Este legado incluía, entre otros, Autorretrato con cigarrillo (en la imagen) y uno de los cuadros más memorables de la escena internacional…
… ¡El grito!
En una de las versiones de este cuadro, es posible vislumbrar un diminuto texto que dice “Pintado por un hombre loco”, que, en opinión de algunos, es el propio Edvard Munch.
En honor al gran legado del famoso pintor noruego, Oslo ha construido el nuevo museo MUNCH, uno de los más grandes del mundo dedicados a un único artista.
Detrás del diseño de este altísimo edificio de sesenta metros se encuentra el estudio español de arquitectura Estudio Herreros, que ha conseguido reducir en más de la mitad las emisiones de otros edificios de similares características.
Muchas de las decisiones arquitectónicas se tomaron bajo la premisa principal del clima.
El edificio está revestido de paneles ondulados de aluminio reciclado que ofrecen diferentes grados de transparencia. La facha exterior ha sido diseñada para proyectar y reflejar la luz solar y mantener una temperatura estable en el interior.
Trasladar unas obras tan frágiles al museo no fue tarea fácil.
Las de mayor tamaño, de hasta 50 metros cuadrados, hubo que transportarlas por agua al nuevo museo. Después, se utilizó una grúa para elevarlas metros e introducirlas en el interior del edificio a través de una gran abertura en el lateral de la sexta planta.
Finalmente, la abertura de siete metros de altura fue sellada por completo.
Los dos grandes cuadros que hubo que trasladar de esta manera fueron El sol (en la imagen) y Los investigadores, que Munch pintó con la pretensión de inspirar a los alumnos de la Universidad de Oslo.
Estas dos obras se exhiben en una gran sala que enlaza dos plantas y forman parte de la exposición Edvard Munch Monumental.
Pero Edvard Munch no fue solo pintor. A Munch le encantaba experimentar con la fotografía y no vaciló en hacer él mismo de modelo. O lo que es lo mismo…
… ¡Munch se hizo muchísimos selfis!
Su colección de fotografías puede verse en la exposición digital, El Ser Experimental.
Cuando empieces a sentir que tu cabeza está repleta de experiencias estéticas y, sin embargo, tu estómago está vacío, dirígete a uno de los tres lugares del museo en los que es posible tomar algo. Para visitar estos lugares no es necesario sacar la entrada para el museo.
En el delicioso bistró Tolvte, en la duodécima planta, puedes saborear unas ostras o una hamburguesa Munch. Otra posibilidad es dirigirte al bar Kranen, situado en la azotea del edificio, para tomar un cóctel y disfrutar de unas magníficas vistas de Oslo.
¡Menudo sitio para tener una cita al atardecer!
Más abajo, en la cafetería MUNCH Deli & Kafé, puedes comprar una merienda preparada para llevarte a la idílica playa Ópera, justo a las afueras del museo y de la Ópera Nacional. Aquí podrás darte un baño (¡sí, es posible nadar aquí durante todo el año!) y calentarte en una de las muchas saunas de los alrededores.
Y no te olvides de dejar un poco de tiempo para darte un paseo y explorar este nuevo barrio que, de un tiempo a esta parte, goza de mucha popularidad, y que se extiende por el complejo residencial Munch Brygge y la zona de Oslobukta.
Oslo se ha convertido en los últimos años en un lugar destacado para los amantes del arte.
Además del museo MUNCH, no pierdas la oportunidad de visitar el Museo Nacional, el museo Astrup Fearnley o las obras maestras al aire libre en los parques de esculturas de Ekeberg y de Vigeland.