Esta línea ferroviaria fue construida por los llamados rallar en noruego (algo parecido a los peones camineros en España) para transportar hierro desde la Laponia sueca hasta Narvik, para poder ser exportado desde allí. Hasta aquí, nada raro.
Pero durante la Segunda guerra mundial, el tren de Ofoten se convirtió en uno de los objetivos de los alemanes en su plan para invadir Noruega: querían controlar el transporte de mineral de hierro.
La invasión de esta zona del norte de Noruega se produjo el 9 de abril de 1940 y, durante dos meses, una de las principales batallas de la guerra se libró en este lugar remoto.
Las tropas no solo tuvieron que hacer frente al otro bando, sino también a duras condiciones meteorológicas, a una accidentada orografía y a la falta de víveres.
La batalla de Narvik dejó su huella por toda la región, algo que se puede apreciar a bordo del tren de Ofoten, o bien visitando el Museo de la guerra de Narvik.