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Sidra noruega: burbujas de felicidad

Las sidras artesanas noruegas, elaboradas en contra de lo establecido, están recibiendo numerosos premios a nivel internacional. Prueba nuevas tendencias y viejas tradiciones en huertos frutales en los fiordos y en los valles. O en uno de los mejores bares del mundo.

Miles de manzanos florecen cada mes de mayo en la hermosa zona alrededor de los fiordos Sognefjord y Hardangerfjord, en el suroeste de Noruega. Estos árboles dan en otoño “las mejores manzanas del mundo”, según el prestigioso experto Richard Juhlin. Los frutos son entonces cosechados a mano y convertidos en sidras de la máxima categoría.

No es, por tanto, de extrañar que Noruega se llevase en 2019 dos medallas de oro y seis de plata en los CiderWorld Awards, una de las ferias dedicadas a la sidra más importantes del mundo. ¿Cuál es el secreto de este éxito?

“Nuestra visión del cultivo de fruta es casi anarquista, bastante rocanrolera”, explica Åge Eitungjerde.

Él y su mujer, Eli-Grethe, son los responsables de Balholm, una premiada empresa que elabora sidra artesana. Está situada en la aldea de Balestrand, junto al fiordo más largo de Noruega, el Sognefjord.

“En lo que respecta a tendencias sobre sidra, aquí en [la región de] Sogn hemos sido tradicionalmente pioneros”.

Varios granjeros de la zona comenzaron a trabajar con cultivos orgánicos ya en la década de 1980. Para los muchos huertos frutales de pequeño tamaño ubicados en esta accidentada geografía, la creatividad y la capacidad de adaptación han sido fundamentales para sobrevivir.

Hoy en día, la gente se atreve incluso a comparar la sidra noruega con la bebida por antonomasia: el champán.

Perfecto microclima

El excepcional microclima que se da a lo largo de los estrechos fiordos ha resultado ser ideal para el cultivo de manzanas:

“El reflejo de los fiordos aumenta la cantidad de luz que reciben nuestras escarpadas colinas. Los fiordos tienen también un efecto refrescante en los calurosos días de verano. Al mismo tiempo, las cálidas aguas de la Corriente del Golfo hacen que los inviernos sean suaves y las temperaturas, moderadas, a pesar de estar en la misma latitud que Alaska o Siberia”, indica Åge.

La empresa familiar, Ciderhuset (La casa de la sidra), está registrada como économusée, es decir, una empresa-taller de producción a pequeña escala. Aquí puedes aprender sobre los orígenes de la elaboración de la sidra, participar en catas, asistir a cursos y probar comida local perfectamente combinada con el oro líquido local.

El epicentro de la sidra

Eso sí, has de ir un poco más al sur, hasta el fiordo de Hardanger, para encontrar el verdadero epicentro de la producción de sidra artesana en Noruega.

Desde 2011, la etiqueta “Sidra de Hardanger” es una denominación de origen protegida igual que la de “Champagne” en el caso del champán. Las variedades de manzanas en los fiordos son tan distintas y numerosas como las de uvas en Francia.

Hoy en día, más de medio centenar de agricultores son miembros del gremio de la sidra de Hardanger.

“Esa combinación única de dulzor y acidez en una misma fruta contribuye a la explosión de sabores de una sidra perfectamente equilibrada”, afirma Joar Aga. Este joven artesano de la sidra cree que los terrenos se benefician permanentemente de los minerales nutritivos que fluyen de las montañas circundantes.

Aga ha convertido la típica granja familiar en una premiada empresa de elaboración de sidra, Aga Sideri. En octubre de 2018, obtuvo la medalla de oro en el Festival de la sidra de Hardanger.

Con un aire que recuerda al de un vikingo moderno, Joar le da un gran mordisco a una brillante y fresca manzana mientras mira al hermoso Sørfjorden, el brazo sur del fiordo de Hardanger.

Sabores de origen vikingo

La granja de Aga se encuentra a escasos 50 metros de Agatunet, el conjunto de casas de madera más antiguo de Noruega, cuyos orígenes se remontan a la era vikinga.

Los sedientos vikingos elaboraban su propia cerveza, llamada Bjor, con manzanas y miel. Es más, el grupo de arqueólogos que examinaba los restos del barco vikingo Oseberg, en Vestfold, encontró enterradas 54 manzanas. Más tarde, en el siglo XIII, los monjes llegados desde Inglaterra enseñaron a los agricultores de los fiordos a plantar manzanos e inauguraron de ese modo el cultivo de fruta en la región.

En la zona del fiordo de Hardanger también puedes disfrutar de la hermosa Ruta de la fruta y de la sidra (Frukt- og Siderruta). A través del recorrido probarás distintas variedades de sidra, degustarás comida local, visitarás granjas y participarás en divertidas actividades. Para los que tengan ganas de fiesta, el Festival de la fruta y de la sidra de Hardanger (Frukt & Siderfestivalen) se celebra cada mes de agosto en Øystese.

Otra experiencia única es la cata de sidra que tiene lugar todos los días a las seis de la tarde en el hotel Utne. Este alojamiento elaborado con madera prevé celebrar sus 300 años en 2022. Los organizadores del evento son los responsables del hotel, Bente Raaen Widding y su marido, Kjetil.

“Hardanger tiene una sidra para cada paladar. Hace solo unos días, invité a uno de nuestros huéspedes a probar ocho sidras diferentes. ¡Nunca me rindo hasta que encuentro la que mejor encaja!”, Dice Bente.

Símbolo de lo escandinavo

El número de productores de sidras de calidad, así como la variedad de sabores, no dejan de aumentar año tras año.

“Los productores de sidra noruegos están a la altura de los mejores productores de bebidas internacionales. El clima de Noruega, con una gran variación de la temperatura entre el día y la noche, ayuda a conservar la frescura de los frutos y permite un largo proceso de cultivo, haciendo que se desarrollen varias capas de aroma y sabor”, indica Ingvild Tennfjord, premiada escritora y periodista noruega.

Bernt Bucher Johannesen, director de Hanen, una guía de experiencias rurales de calidad en Noruega, respalda el entusiasmo de Ingvild. “La sidra noruega es ya, sin duda, parte de lo [que se conoce como] escandicool”, es decir escandinavo y cool al mismo tiempo.

“Si vas a los mejores bares de Oslo y pides una sidra especial, el camarero seguramente podrá darte detalles sobre su origen, zona, y tipo de suelo”, añade Johannesen.

Sidra y puros

El gerente del bar Himkok, Odd Strandbakken, lo confirma: “Estamos viendo un auge de marcas locales de calidad”.

Este bar de Oslo ocupa la posición 19 entre los 50 mejores bares del mundo. En 2015, Himkok lanzó el primer establecimiento de Noruega especializado en sidra, ofreciendo entonces, sobre todo, marcas de importación.

“Ahora lo que más servimos es sidra noruega. ¡Su calidad puede ser tan alta como la del mejor champán!”, asegura Odd, que revela que algunos de sus clientes acuden a beber sidra y fumar puros en el patio al aire libre del bar. “¡Es una combinación fantástica!”, insiste.

Delicioso 'eplemost'

Los sedientos comidistas no deberían dejar de probar el eplemost, o zumo hecho con manzanas prensadas. Se trata de una excelente alternativa no alcohólica a la sidra, considerada normalmente como una especie de bebida nacional en Noruega tanto en ocasiones especiales como para el día a día. El eplemost puede tener también una gran variedad de sabores, lo que permite combinarlo con todo tipo de comidas.

Los productores de sidra y eplemost artesanos acogen con los brazos abiertos a sedientos visitantes, no solo en la zona del Hardangerfjord y el Sognefjord, sino también en algunas zonas rurales del sureste del país, como Telemark, Buskerud, Oppland o Vestfold.

Los productores de Egge Gård, en la zona de Lier, cerca de la localidad de Drammen y a tan solo media hora de Oslo, recibieron nada menos que dos medallas de oro y tres de plata en los Cider World Awards de 2019. La granja dispone también de una tienda, que ocupa un viejo almacén (stabbur) con mucho encanto del siglo XVII, lleno de sabores y de historia.

La degustación de sidra o eplemost no es más que una nueva y fantástica manera de descubrir las regiones más bonitas de Noruega.

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