La cara dulce de Noruega
Descubre por qué las frutas y bayas noruegas están entre las mejores del mundo
Imagina la fragancia de miles de árboles frutales en flor…
…el delicioso sabor de una crujiente manzana al morderla…
… y el maravilloso aroma de una frambuesa recién recogida.
Cientos de huertos y granjas convierten a Noruega en una enorme cesta de frutas y bayas deliciosas, desde manzanas, peras y ciruelas hasta arándanos, fresas y cerezas.
Y todas ellas de un sabor incomparable.
Los días largos y soleados, las temperaturas relativamente bajas y la casi total ausencia de contaminación crean las condiciones idóneas para el cultivo de frutos y bayas.
“Al prolongarse el período de maduración, las frutas y bayas noruegas suelen tener más acidez, sabor y concentración”, explica el premiado repostero Sverre Sætre.
De los premiados productores de sidra de Hardanger…
…al pueblo frutícola de Gvarv, en Telemark, capital noruega de la producción de manzanas…
…o Valldal, la aldea de la fresa, famosa porque allí se cultivan las mejores fresas de Noruega (¡y hay quien dice que del mundo!).
Granjas y productores de todo el país animan a los visitantes a conocer su actividad y participar en ella.
Apúntate a un curso o una visita guiada, participa en una cata de sidra o cerveza, recorre pintorescos senderos entre los frutales o llévate un tarro de mermelada de recuerdo.
En muchos huertos se ofrece la posibilidad de recoger la fruta del árbol (selvplukk). Apetecible, ¿verdad?
En algunos lugares, también te encontrarás junto a la carretera pequeños puestos donde podrás adquirir exquisiteces recién cosechadas.
El sabor de las estaciones
Al igual que los demás países nórdicos, Noruega tiene la suerte de disfrutar de cuatro estaciones muy marcadas, cada una de las cuales nos regala sabores y productos diferentes.
El verano y el otoño son la temporada de cosecha y el momento del año para disfrutar de los obsequios de color rojo intenso, azul y naranja que nos ofrece la despensa de la naturaleza. Entre mayo y octubre, los bosques rebosan de bayas silvestres; salir a recogerlas es una actividad popular entre los noruegos.
Muchos lugareños también se enorgullecen de cocinar productos que cosechan ellos mismos.
El final de la primavera y el verano es la temporada alta de especialidades como la sopa de ruibarbo, el pastel de cereza y las fresas con nata y azúcar. El otoño es en cambio el momento ideal para degustar la tarta de manzana, la crema de mora de los pantanos y los platos de carne de caza con mermelada de arándanos rojos.
Para poder disfrutar de estos productos todo el año se emplean numerosos métodos de conservación, como el secado, el encurtido, la fermentación y la congelación.