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La cara dulce de Noruega

Descubre por qué las frutas y bayas noruegas están entre las mejores del mundo

Imagina la fragancia de miles de árboles frutales en flor…

…el delicioso sabor de una crujiente manzana al morderla…

… y el maravilloso aroma de una frambuesa recién recogida.

Cientos de huertos y granjas convierten a Noruega en una enorme cesta de frutas y bayas deliciosas, desde manzanas, peras y ciruelas hasta arándanos, fresas y cerezas.

Y todas ellas de un sabor incomparable.

Los días largos y soleados, las temperaturas relativamente bajas y la casi total ausencia de contaminación crean las condiciones idóneas para el cultivo de frutos y bayas.

“Al prolongarse el período de maduración, las frutas y bayas noruegas suelen tener más acidez, sabor y concentración”, explica el premiado repostero Sverre Sætre.

Tesoros de clase mundial

Si alguien sabe en Noruega de frutas y bayas, ese es Sætre. Este cocinero y repostero ha ganado varias medallas con el equipo nacional de chefs noruegos, regenta una pastelería en Oslo y ha publicado varios libros sobre el tema.

A lo largo de sus 20 años en el oficio, Sætre ha colaborado con algunas de las mejores pastelerías, entre ellas la francesa Ladurée, el equivalente a Gucci en el ámbito de la repostería.

Su propósito ha sido siempre dar a conocer los productos noruegos, de gran calidad, al resto del mundo culinario.

“Algunos de nuestros productos son nada menos que de primera categoría. Las frutas y bayas noruegas, por ejemplo las manzanas y las ciruelas, así lo demuestran”.

Experiencias llenas de sabor

Los noruegos cultivan árboles frutales desde que los vikingos plantaron manzanos, si bien la tradición arraigó realmente cuando los monjes llegaron al país, allá por el siglo XIII.

Hoy en día, hay huertos frutales por toda Noruega.

…al pueblo frutícola de Gvarv, en Telemark, capital noruega de la producción de manzanas

…o Valldal, la aldea de la fresa, famosa porque allí se cultivan las mejores fresas de Noruega (¡y hay quien dice que del mundo!).

Granjas y productores de todo el país animan a los visitantes a conocer su actividad y participar en ella.

Apúntate a un curso o una visita guiada, participa en una cata de sidra o cerveza, recorre pintorescos senderos entre los frutales o llévate un tarro de mermelada de recuerdo.

En muchos huertos se ofrece la posibilidad de recoger la fruta del árbol (selvplukk). Apetecible, ¿verdad?

En algunos lugares, también te encontrarás junto a la carretera pequeños puestos donde podrás adquirir exquisiteces recién cosechadas.

Orgullosos de su gastronomía

“En la escena gastronómica noruega están ocurriendo cosas fascinantes”, afirma Sætre.

“Aumenta el interés por el origen y la forma de producir los ingredientes. Queremos alimentos ecológicos y de producción local, y se ha consolidado la tendencia de utilizar en mayor medida aquello que tenemos a nuestro alcance”.

Cada vez más restaurantes obtienen estrellas en la Guía Michelin y el país logra triunfos y reconocimientos en prestigiosos concursos de cocina, de modo que Noruega se ha hecho un hueco en el mapa gastronómico mundial.

“Maestros de destinos culinarios consolidados como España, Italia y Francia ahora miran al Norte y se preguntan: ¿Cuál es el secreto de sus estupendas manzanas? ¿Qué tienen de especial sus técnicas de fermentación? Se acercan a nosotros en busca de conocimiento e inspiración y experimentan con nuestros productos y métodos”, presume Sætre.

“Es algo que sucede desde hace siglos con el pescado noruego, pero ahora empieza a pasar también con nuestras frutas y bayas”.

Por todo el país surgen nuevos pequeños productores, y el grado de conocimiento y profesionalidad nunca había sido tan alto. Según Sætre, esa es una de las principales razones del éxito.

“Sin agricultores hábiles que sepan exactamente cómo cultivar y cuándo cosechar los productos, los cocineros como yo no tendríamos ninguna posibilidad de triunfar”.

El sabor de las estaciones

Al igual que los demás países nórdicos, Noruega tiene la suerte de disfrutar de cuatro estaciones muy marcadas, cada una de las cuales nos regala sabores y productos diferentes.

El verano y el otoño son la temporada de cosecha y el momento del año para disfrutar de los obsequios de color rojo intenso, azul y naranja que nos ofrece la despensa de la naturaleza. Entre mayo y octubre, los bosques rebosan de bayas silvestres; salir a recogerlas es una actividad popular entre los noruegos.

Muchos lugareños también se enorgullecen de cocinar productos que cosechan ellos mismos.

El final de la primavera y el verano es la temporada alta de especialidades como la sopa de ruibarbo, el pastel de cereza y las fresas con nata y azúcar. El otoño es en cambio el momento ideal para degustar la tarta de manzana, la crema de mora de los pantanos y los platos de carne de caza con mermelada de arándanos rojos.

Para poder disfrutar de estos productos todo el año se emplean numerosos métodos de conservación, como el secado, el encurtido, la fermentación y la congelación.

Zonas frutícolas más importantes de Noruega 

Los mejores sitios para degustar las frutas y bayas noruegas.

1. El fiordo de Hardanger

Los alrededores del fiordo de Hardanger, en la Noruega de los fiordos, representan el 40% de la producción frutícola del país. Allí se cosechan, entre otros frutos, manzanas, cerezas dulces, peras y ciruelas. La zona es conocida como epicentro de la sidra artesanal; de hecho, la marca “sidra de Hardanger” es una denominación de origen protegida. En la actualidad, más de 50 productores de fruta integran la asociación de sidreros de Hardanger. Cruza el fiordo Sørfjord a bordo del llamado barco de la sidra, o bien disfruta del pintoresco paisaje en una excursión guiada sobre fruta y sidra en Ulvik. La vista de Hardanger en mayo, con 600.000 árboles frutales en plena floración, resulta casi indescriptible.

2. El pueblo frutícola de Gvarv, en Telemark

Miles de árboles conforman el pueblo frutícola de Garv, en Telemark, considerado la capital noruega de la producción de manzanas. Aquí se obtienen cada año nada menos que 3.000 toneladas de manzanas y 1.000 toneladas de ciruelas y cerezas. En el pueblo hay varias granjas frutícolas que ofrecen experiencias diversas, tales como la fábrica de cerveza Lindheim Ølkompani, conocida por su deliciosa cerveza amarga, y Lerkekåsa Vineyard, el viñedo más septentrional del mundo, donde puedes pasar la noche en una barrica.

Varias de las explotaciones frutícolas de Gvarv han sido galardonadas por sus zumos de manzana dulces, frescos y ácidos, y la “manzana de Telemark” es una denominación de origen protegida. Todos los años, en septiembre, el pueblo acoge el festival de la manzana noruega, en el que se celebra la temporada de cosecha con platos locales, arte, música y danza.

3. Valldal, la aldea de la fresa

De un rojo intenso y un dulzor y un sabor increíbles, las fresas noruegas cambiarán para siempre tu manera de ver esta fruta. En Valldal, en la Noruega de los fiordos, llevan más de cien años cultivando la fresa. A orillas del río Valdøla, los campos de fresas parecen un collar de perlas. Pese a su alta latitud, Valldal goza de un clima suave que genera unas condiciones óptimas para la producción de esta baya tan apreciada, así como de cerezas, manzanas y frambuesas.

En el restaurante Jordbærstua, parada ineludible en el camino de Geiranger a Åndalsnes, podrás degustar varios platos en los que la fresa es protagonista. De hecho, su famosa tarta de fresa se menciona nada menos que en la guía Lonely Planet.

4. La zona del fiordo Sognefjord

La región histórica de Sogn, situada en pleno centro de la Noruega de los fiordos, es una de las zonas frutícolas más antiguas del país. Se la conoce por sus sidrerías artesanales, por ejemplo la premiada Balholm, así como por la gran cantidad de campos de frutales donde se producen desde fresas y frambuesas hasta ciruelas y cerezas. La Ruta de la fruta de Sogn es una red de proveedores locales que ofrece distintas experiencias relacionadas con este ámbito. Pasa la noche en un huerto, visita un viñedo, cosecha fresas o disfruta de las vistas del fiordo paladeando un licor de frutas. La tradición frutícola de Sogn se plasma principalmente en los municipios de Balestrand, Vik, Leikanger, Sogndal, Luster y Lærdal.

5. Los alrededores del fiordo de Oslo

El 34% de la producción de frutas y bayas de Noruega procede de la zona en torno al fiordo de Oslo. Aquí encontrarás numerosas fincas frutícolas, a menudo situadas en preciosos paisajes llenos de cultura, donde se cultiva todo tipo de frutas: manzanas, peras, ciruelas, cerezas, fresas, frambuesas… Varias de esas granjas organizan visitas guiadas y cuentan con tiendas donde encontrarás mermeladas, zumos y otros recuerdos apetecibles que llevarte a casa.

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