«Estuve en Henningsvær en 2014 con unos amigos de Bergen para hacer escalada y tuvimos mucha suerte con el tiempo. Hemos viajado por todo el mundo y este nos pareció uno de los lugares más bonitos. Así que, cuando un local nos habló de la fábrica vieja y destartalada que estaba en venta, no dudamos ni un segundo. Juntamos todos nuestros ahorros y pedimos ayuda a nuestras familias para comprarla», cuenta Mats Alfsen.

Lo que no tuvieron en cuenta eran las millones de coronas noruegas y las miles de horas de trabajo que costaría adecentar el edificio. Además, muchas veces tuvieron que trabajar con trajes térmicos, ya que las temperaturas en el antiguo establecimiento no superaban los 8 grados centígrados.

«Gran parte del trabajo se llevó a cabo como dugnad, es decir, trabajo voluntario según el espíritu noruego de ayuda mutua. Es un espíritu colectivo basado en la generosidad, que sigue muy vivo en la comunidad local de Henningsvær», expone Alfsen.

Preservar la tradición

Trevarefabrikken (Lofoten) se fundó en los años 40 y era un aserradero y una fábrica de aceite de hígado de bacalao. Con los nuevos propietarios, el edificio se transformó poco a poco en un animado local cultural, con comida y bebidas locales, una sauna en el mar y habitaciones acogedoras y rústicas que conservan el pasado del edificio.

«Consiguieron la fábrica a un buen precio, pero estoy muy contento. La han reformado y cuidado muy bien. Además, han animado a muchos jóvenes a instalarse aquí», nos cuenta Alf Per Johansen, antiguo propietario y residente en Henningsvær, mientras tomamos una taza de café recién hecho.

Esto último fue especialmente importante para la región, que había sufrido años de declive. Antes la población disminuía rápidamente, las generaciones más jóvenes se trasladaban a zonas más céntricas y los empleos fuera de la menguante industria pesquera eran escasos.

La mejor época para venir

Henningsvær se ha convertido en un destino de vacaciones demasiado popular para su tamaño, sobre todo en verano. Por eso, merece la pena viajar en temporada baja para tener más espacio y tranquilidad. Además, si te quedas más tiempo, también podrás ser una de las muchas personas a las que este lugar ha cambiado.

«Aquí se está mucho mejor en temporada baja. Nos encantan los turistas y hablar con la gente, y los visitantes que se interesan de verdad por nosotros son una fuente de inspiración. También nos damos cuenta de que los huéspedes se fijan cada vez más en la calidad, el arte y el diseño, y no solo en los souvenirs», comenta la ceramista Cecilie Haaland.

Fue una de las primeras artesanas en instalarse en Henningsvær. Transformó una antigua casa en el histórico muelle pesquero de Engelskmannsbrygga en una bonita tienda de artesanía con vistas al taller contiguo de soplado de vidrio.

El sabor de Henningsvær

En el pueblo encontrarás una gran variedad de excelentes restaurantes y especialidades, como los bollitos de canela recién horneados de Lysstøperiet Café y el delicioso bacalao de Klatrekaféen. Los restaurantes Henningsvær Bryggehotell y Fiskekrogen, entre otros, ofrecen alta cocina y pescado fresco.

En invierno, podrás vivir la llegada del famoso skrei, el bacalao migratorio del Atlántico, que viene a las Lofoten a desovar. Es también el comienzo de una de las pesquerías estacionales más importantes del mundo.

Naturalmente, el pescado y el marisco son los protagonistas en esta zona, pero los amantes de la carne no pueden irse sin probar los platos de cordero y reno. El cordero (Lofotlam) y el bacalao seco de las Lofoten son especialidades conocidas en todo el mundo. Ambos cuentan con una Indicación Geográfica Protegida (IGP), al igual que el champán y el jamón de Parma.

Experiencias transformadoras

Ten cuidado, ¡este lugar es adictivo! Puedes llegar a pensar que existe otro tipo de vida y enamorarte de los locales y de los aventureros de todo el mundo, que comparten el mismo deseo de explorar un modo de vida alternativo.

«Vine a celebrar el Orgullo en 2022 y a visitar a mi hermana, que trabajaba aquí. Me enamoré completamente del lugar y de la gente que vive aquí», cuenta Malin Bye, nativa de Tjøme, en el sur del país, que trabajaba de barista en Trevarefabrikken cuando la conocimos.

También cursó durante un año el programa de esquí y surf de la Nordic Folk School, en la localidad vecina de Kabelvåg.

La naturaleza aquí es extrema, con las montañas que se elevan sobre el océano… su presencia es tan fuerte que hace que el simple hecho de estar aquí sea como un sueño», dice Bye.