Synnevåg Løvoll defiende que los cinco caminos hacia el bienestar documentados pueden expresarse a través de la friluftsliv:
- conectar (mediante actividades al aire libre con otras personas)
- llevar una vida activa (mediante la práctica del senderismo, el ciclismo, el remo, etc.)
- observar (al mostrar curiosidad y percibir lo bello)
- seguir aprendiendo (familiarizarse con una nueva actividad o emprender una nueva senda)
- dar (al ayudar a otros a pasarlo bien al aire libre)
Quizá la friluftsliv sea uno de los motivos por los que Noruega se considera uno de los lugares más felices del mundo. En el Informe Mundial de la Felicidad de las Naciones Unidas de 2020, Noruega ocupó el quinto lugar. Bergen y Oslo también están entre las diez ciudades más felices del mundo.
“Creo que es de justicia reconocer que la friluftsliv contribuye al alto nivel de felicidad de los noruegos”, señala Lier.
No importa el clima ni la estación
¿Y qué pasa en los días fríos, oscuros y lluviosos?
En Noruega hay cuatro estaciones muy marcadas y un sinfín de condiciones meteorológicas, pero la friluftsliv mantiene su vigencia los 365 días del año.
En la mayoría de los hogares noruegos, el mal tiempo no es excusa para quedarse en casa. Si te quejas, es probable que alguien te recuerde que “no existe el mal tiempo, solo ropa inadecuada” (este popular dicho rima en noruego).
En una entrevista con National Geographic, la psicóloga Kari Leibowitz, de la Universidad de Stanford, explicó que los noruegos están dotados de lo que llama “una mentalidad positiva frente al invierno”. Esta actitud hace que la gente “aprecie las oportunidades que ofrece cada estación”, asegura Leibowitz, que aprendió a sobrellevar el cambiante clima noruego durante el año que vivió en la ciudad ártica de Tromsø.
Otro gran conocedor del clima y las temperaturas extremas es Sigmund Andersen, que lleva 20 años en Svalbard, donde trabaja como guía de montaña de la IFMGA y profesor adjunto de la UiT – The Arctic University of Norway.