Visita ciudades compactas y llenas de vida, observa miles de árboles frutales en flor o aprecia el cambio lento de estación desde una acogedora cabaña en lo alto de un árbol. Descubre aquí las mejores cosas que hacer en Noruega en primavera, cuando todo despierta del largo letargo invernal.
1. Tomar un utepils en plena ciudad
¡Es la época ideal para hacer una escapada urbana! En cuanto se vislumbran los primeros signos de la primavera (las temperaturas superan los cero grados y el sol comienza a dar algo de calor), los noruegos salen en masa a la calle para celebrar la llegada de la nueva estación. Las aceras se llenan de vida, y es que nadie quiere perderse el primer utepils de la temporada. O lo que es lo mismo, la primera cerveza al aire libre. Si sale el sol, los noruegos lo hacen también. Eso sí, sentados sobre unas pieles.
La clave: ¡Las ciudades noruegas son tan compactas y reúnen tantas experiencias que en tan solo 10.000 pasos podrás ver y hacer montones de cosas inolvidables! Aunque en la maleta puedes echar tus zapatos de tacón de aguja para lucirte, lo más importante es que no olvides un calzado cómodo para andar. Date el paseo de tu vida por museos de arte de gran prestigio internacional, barrios entrañables, animados mercados de comida callejera y, en muchas ciudades, incluso podrás terminar una excursión por la montaña refrescándote en un céntrico bar.
2. Los fiordos en todo su esplendor
Si quieres experimentar una experiencia única en la vida, ¡visita Noruega cuando el país despierta de su hibernación! Solo durante un par de semanas en mayo (las fechas exactas varían de un año a otro) y en el suroeste de Noruega, miles de árboles frutales florecen junto a los fiordos. El espectacular paisaje se ve enmarcado por bellísimos picos de montaña cubiertos de nieve. Estas mismas montañas protegen pequeñas zonas de fértiles tierras. Gracias, en gran medida, al reflejo del sol en las aguas del fiordo estas colinas gozan de un microclima único. Y esto a su vez hace que las pequeñas aldeas de la zona sean el entorno perfecto para el cultivo de frutas, especialmente de manzanas y cerezas.
La clave: el mejor lugar para admirar este fenómeno es la zona del fiordo de Hargander o Hardangerfjord. Allí puedes visitar una serie de idílicas aldeas como Lofthus, Kinsarvik y Ulvik. Los alrededores del fiordo Sognefjord son también otra excelente opción. Y ni se te ocurra irte de aquí sin antes probar el resultado de la floración del año anterior: un delicioso Eplemost (zumo de manzana 100% natural) o alguna sidra de elaboración local.
3. La fuerza indómita de las cascadas
Sé testigo de cómo las extraordinarias cascadas de Noruega cobran vida en primavera. Mayo y junio son, sin duda alguna, los mejores meses para verlas emerger. Es en esta época cuando el hielo y la nieve se derriten y aportan más fuerza al agua que ya cae montaña abajo. Noruega cuenta con un gran número de cascadas que vale la pena visitar.
La clave: la cascada de Vøringsfossen, cerca de la localidad de Eidfjord, en Hardanger, es una de las más espectaculares de toda Noruega. Desde alguno de los nuevos miradores (de visita obligada para los aficionados a la arquitectura) obtendrás unas vistas inmejorables de la estruendosa caída de agua y los profundos desfiladeros. Una visión que te dejará boquiabierto.
4. Los pájaros, más animados que nunca
La primavera es como esteroides para los pájaros. La larga costa de Noruega está llena de vida en esta época del año. Las aves migratorias que partieron en otoño están ahora de vuelta para criar y disfrutar de las estaciones más cálidas. Se trata de una experiencia para los ojos y para los oídos, así que no olvides traer prismáticos, cámara de fotos e incluso una grabadora. Eso sí, muestra especial respeto hacia los polluelos recién nacidos que puedas encontrar.
La clave: Varanger, en el Norte de Noruega, se ha convertido en uno de los mejores lugares del mundo para la observación de aves árticas. El estudio de arquitectura Biotope ha sido premiado por el diseño de varias casetas de observación de aves para los miles de aficionados que acuden a esta zona. Aquí pueden admirar especies como pigargos, gerifaltes, eiders de Steller, o eiders reales. Desde mediados de abril, los amantes de las aves también acuden en masa a las pequeñas islas de Runde, Lovund y Røst. Es entonces cuando miles de frailecillos regresan a sus criaderos.
5. Mercadillos y festivales gastronómicos
En marzo abren ya los primeros mercados campesinos o de agricultores, que puedes encontrar por toda Noruega. Procura no babear mucho cuando veas la amplia gama de productos frescos que ofrecen, todos ellos elaborados por agricultores locales. Los festivales gastronómicos son otra de las paradas obligadas. Mercadillos y festivales representan una parte importante de la moderna cultura culinaria noruega.
La clave: no es difícil encontrar mercados campesinos en gran parte del país. Algunos de los mejores festivales gastronómicos en primavera, antes de que la temporada de festivales arranque ya en pleno verano, son el Spis & Drikk y el Festival Vegetariano, ambos en Oslo.
6. Pasar la noche en lo alto de un árbol
Una de las mejores cosas de la primavera es observar cómo la naturaleza se deshace de sus ropas de invierno y se vuelve verde y fresca. Sin olvidar lo felices que nos hace que los días sean más largos y más calurosos, y que los pájaros canten llenos de alegría. ¿Y qué mejor lugar para observar y celebrar el cambio de estación que lo alto de un árbol? En concreto, desde una cabaña con todas las comodidades y un acogedor estilo escandinavo.
La clave: los aficionados a la arquitectura no deben perderse alguna de las cabañas construidas en copas de árboles con un exclusivo diseño. ¡Un motivo más para venir a Noruega!
7. Sumergirse en aguas cristalinas
Si te gusta bucear, asegúrate de reservar una aventura bajo el agua para principios de primavera. En esta época del año, el agua comienza a estar menos fría, pero conserva todavía su aspecto cristalino propio del invierno. A medida que avanza la estación, las aguas se vuelven turbias, y entonces necesitarás una linterna para poder admirar las profundidades. Esto tiene también su lado bueno, ya que la luz atraerá hacia ti a espléndidas criaturas submarinas. Pero no te asustes: ninguna de las que encuentres en las zonas dedicadas al buceo tendrá intención de devorarte. Más información sobre hacer submarinismo en Noruega.
La clave: la pequeña isla de Hattan, en la Noruega de los fiordos rebosa de vida submarina. Y el estrecho de Saltstraumen, cerca de Bodø, es el lugar al que debes ir si buscas emociones fuertes en forma de corrientes. ¿O qué te parece si te conviertes en un auténtico explorador por un día y buceas entre los restos de naufragios en Narvik?
8. El primer chapuzón del año
¿Crees que podrías ser un auténtico vikingo? Demuéstralo dando al menos un par de valientes brazadas en las frías aguas primaverales. Cuanto antes en el calendario, mayor la hazaña, aunque para un vikingo común es aceptable hacerlo en torno al 1 de mayo. Por supuesto, puedes lanzarte al agua desde alguno de los muelles que permiten esta práctica, o demostrar algo más de clase. Ve a una sauna con mucho estilo, y olvídate de todos tus problemas mientras sudas, antes de llenarte de energía con un refrescante baño.
La clave: En Noruega encontrarás saunas muy especiales. Entre ellas, la de Vulkana (Vulkana Arctic Spa), en el interior de un barco en Tromsø, o la que se oculta tras una rejilla para secar pescado en la zona de Salt, en Oslo. Otra opción son las saunas flotantes en los fiordos y lagos noruegos, donde podrás recrear un cuento de hadas, por ejemplo, en la sauna dorada Soria Moria de Dalen, en Telemark.
9. Ver los glaciares de cerca
Hacer una ruta de senderismo por un glaciar es un plan innegociable para cualquier aventurero que visite Noruega a finales de primavera. Avanza sobre capas de hielo de más de mil años de antigüedad, siéntete rodeado de sombras color turquesa y observa maravilladas formaciones que parecen esculturas y cuyo autor no es otro que la propia naturaleza. Esquiar o hacer senderismo a lo largo del glaciar Jostedalsbreen (60 kilómetros, no sin la compañía de un guía) es una de las actividades favoritas para los que están en buena forma. Pero no te asustes: no todas las rutas sobre glaciares son tan exigentes como esta.
La clave: algunos brazos del glaciar Jostedalsbreen ofrecen emocionantes aventuras aptas para todo el mundo. Entre ellos, el glaciar Nigardsbreen, en Sogn og Fjordane, el Folgefonna, en Hardanger, o el Svartisen, en Nordland. La mayoría de excursiones regulares por los glaciares comienzan en mayo o a principios de junio.
10. Esquiar en primavera
El Vårskiturer, o esquí de primavera, es una actividad muy popular en Noruega. En algunas zonas de montaña, y también en el norte, suele haber montones de nieve blanda y en perfectas condiciones incluso en abril o en mayo. Hace más calor (quizás hasta puedas esquiar con una camiseta de lana), y los días son cada vez más largos. Y en el Norte de Noruega puedes llegar a disfrutar del sol de medianoche ya a finales de primavera. Numerosas estaciones de esquí permanecen abiertas hasta finales de abril y, en muchas zonas, la primavera es la mejor época para hacer esquí de travesía o kiteski. Y gracias al reflejo del sol en la nieve, hasta puedes llegar a ponerte moreno. No olvides, eso sí, de ponerte crema protectora y de llevar gafas de sol para no quemarte.
La clave: echa un vistazo a Narvikfjellet, una estación de esquí en el norte del país en la que puedes esquiar desde lo alto de la montaña y hasta orillas del fiordo, normalmente hasta el mes de junio. O puedes también coger el tren a Finse, entre Bergen y Oslo, para hacer snowkite o kiteboarding sobre la nieve (cursos disponibles), o esquí de fondo por la meseta de Hardangervidda.
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