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Noruega a través de su gastronomía única y singular

¿Te atreves a probar arraigadas tradiciones culinarias que reflejan la cruda naturaleza noruega?

La gastronomía noruega no destaca por sus sabores especiados ni sus colores llamativos, pero eso no la hace aburrida.

Pescado de olor penetrante, queso desmigado, raciones poco convencionales… Hasta ahora no sabías que querías probar esta comida.

Lo primero es lo primero: no se puede hablar de la cocina noruega sin referirse a los alimentos que proceden del mar. Pero no todo es salmón y bacalao fresco.

Una de las alternativas es el pescado seco. El tørrfisk (así lo llaman en Noruega) no tiene un olor atractivo, pero su valor es incalculable. Y es que sobre este pescado se construyó Noruega.

El skrei (o bacalao nómada) no salado se seca al viento y al sol sobre enormes plataformas de madera en Lofoten y otras zonas del Norte de Noruega.

Se come a la parrilla, al horno o en guiso. Las pequeñas lonchas de tørrfisk son también un tentempié saludable muy popular —¡y a los perros les encanta!—.

¿Poca cosa para ti?

Prueba el lutefisk.

Nadie sabe a quién se le pudo ocurrir semejante idea, pero el lutefisk es pescado seco tratado con agua y sosa cáustica. Efectivamente, se trata de la misma sosa cáustica con la que se fabrican baterías y jabón.

Sabe mejor de lo que cabría esperar y, de hecho, el lutefisk, acompañado de tocino y aquavit (un licor), es un plato navideño popular en Noruega.

Esto no impresiona demasiado,¿no?

Pues bien, los antiquísimos quesos noruegos son bastante contundentes. Por ejemplo, el gamalost(que parece pan) o el pultost (con aspecto de risotto).

Se elaboran con leche agria desnatada, con lo que te puedes hacer una idea de su sabor.

En los últimos años, la revolución del queso noruego nos ha regalado numerosas creaciones deliciosas, entre ellas el premiado queso azul kraftkar.

Y, aunque parezca algo obvio, si visitas Noruega no puedes dejar de probar el famoso queso marrón. Es un tesoro nacional.

¿Adivinas qué se prepara aquí?

Pista: se trata sin duda de la especialidad culinaria noruega a la cabeza en cuanto a excentricidad.

Sí, lo de la cabeza era la pista principal.

El smalahove (cabeza de oveja) es una antigua tradición que aún pervive, sobre todo en la Noruega de los Fiordos.

Somos conscientes de la pinta que tiene… Hasta el rudo cocinero Gordon Ramsay las pasó canutas cuando se lo ofrecieron en Voss.

Si quieres subir un poco el listón, visita los lugares donde sirven como guarnición las —por así decirlo— joyas de la corona. Es decir, los ojos del animal.

En cualquier caso, si eres una persona aprensiva, no te preocupes: también puedes degustar la oveja en el estofado de cordero llamado fårikål.

¿Tienes el ánimo festivo? Prueba el pinnekjøtt, plato navideño típico noruego elaborado con chuletas saladas y secas de cordero.

Otro plato tradicional son las empanadillas al estilo noruego. En función de dónde las pruebes, estas típicas empanadillas de patata tienen distintos nombres.

Si sales a cenar en la Noruega de los Fiordos o el Sur de Noruega, busca raspeballballpotetball o komle. Están exquisitas, sobre todo acompañadas de tocino y un vaso de leche.

El concepto de comida copiosa alcanza en Noruega nuevas cotas. La carne de caza noruega es de primer nivel, y en la cultura sami se aprovechan casi todas las partes del reno.

Entre ellas el corazón, que suele servirse ahumado o deshidratado.

A los amantes del buen comer les gustará descubrir todos los tesoros gastronómicos que esconde la cocina ártica.

Quizá te resulte más apetecible probar la versión noruega del célebre pollo crujiente de KFC.

La lengua de bacalao frita es toda una exquisitez.

Un paso más allá: pescado fermentado

He aquí otro ejemplo de la creatividad noruega en los tiempos en que había que conservar tanta comida como fuera posible.

El rakfisk —trucha fermentada— tiene hasta su propio festival anual: el Norsk Rakfiskfestival.

Ciertos pescados fermentados se conservan durante años, incluidas la sangre y las tripas.

Para elaborar el gammelsaltasei (carbonero salado y seco), se omite el paso de corte y desangrado que normalmente antecede al proceso de fermentación.

Si el pescado fermentado te parece demasiado, prueba el gravlaks en su lugar.

El salmón, que se cura en lugar de fermentarse, adquiere así un sabor más suave.

Los noruegos también suelen concederse un curioso capricho: huevas de bacalao fritas o ahumadas.

La variedad más apreciada es la hueva de bacalao ahumada en tubo, o kaviar.

Es cierto que el caviar noruego carece de la sofisticación del lujoso beluga, pero está delicioso. Úntalo sobre una rebanada de pan para desayunar, por ejemplo con huevo cocido.

El arenque, a menudo llamado la plata de los mares, ha constituido una fuente de ingresos fundamental para muchos países.

En Noruega, donde se lo conoce como sursild, se le rinde tributo con varios festivales por todo el país.

¡Y como más les gusta el arenque a los noruegos es en escabeche! Hay incluso quien elabora variedades únicas solo por Navidad.

Entre las exquisiteces peculiares del océano se encuentran también los erizos de mar, el aceite de hígado de bacalao, las algas y los sesos de abadejo de Noruega.

¿Con ganas de más? Haz un viaje gastronómico por Noruega a través de sus recetas e historia nacional.

Echa un vistazo al Recetario Noruego

Platos que no dejan indiferente

Smalahovepinnekjøttlutefiskraspeball… Veamos qué sucede cuando Gordon Ramsay se acerca a la cocina noruega o la embajada estadounidense en Oslo prueba nuestro menú navideño.

Saborea Noruega

Echa un vistazo a los menús tanto de restaurantes Michelin como de cafeterías acogedoras y decide qué te apetece probar.

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